Nosotros también merecemos un respeto

Uno de los rasgos característicos de las sociedades avanzadas es que sus ciudadanos pueden destinar recursos a cuestiones distintas de la pura supervivencia; y no sólo estoy hablando del vil metal, sino principalmente del tiempo.
En este contexto, nacieron el arte, la cultura, los pasatiempos, los hobbies e incluso el noble arte de tocar (y tocarse) los cojones. Un refrán muy de Lleida dice que «qui no te feina, el gat pentina«, es decir «quién no tiene trabajo, peina el gato». Yo no suelo peinar a mi gato, porque se cabrea y además, él lo hace solito mucho mejor que yo.
En mi último post hablaba de las fiestas de moros y cristianos de Alcoy y hoy, por casualidades del destino, vuelvo a hacerlo, aunque con un enfoque distinto.Durante los últimos años nuestras fiestas populares han sufrido el acoso y derribo de varios grupos, que pretenden conseguir algo que ya tienen desde hace años: la igualdad entre hombres y mujeres en nuestras fiestas.

Para los que no conozcan las fiestas de moros y cristianos de Alcoy, constan -disculpad la obviedad- de dos bandos, moro y cristiano. A su vez, cada bando está compuesto por catorce filaes que representan culturas, pueblos o colectivos característicos dentro de cada bando, con algunas excepciones notorias (por ejemplo, la filà judios es, curiosamente, del bando moro).

Hace años únicamente podían ser miembros de pleno derecho de las filaes los hombres; se trataba de una ley no escrita que fue expresamente derogada por la nueva ordenanza de la fiesta que reconoce la igualdad de derechos para hombres y mujeres dentro de las filaes.

Sin embargo, curiosamente, hasta la fecha se han incorporado como miembros a las filaes menos de diez mujeres,. El hecho de no ser miembro no impide a nadie salir a las fiestas y, de hecho, cada años más mujeres participan en ellas, para gozo y regocijo de unos y otras. Existe una pax social absoluta en Alcoy al respecto.

No puede obligarse a nadie a salir a participar en una fiesta de forma distinta a aquélla en la que quiere participar. Hay que agradecer la labor de asociaciones como Fonèvol en el reconocimiento de los derechos de las mujeres, pero su rol ya ha terminado y tienen que asumirlo o conseguirán sumir a nuestras fiestas en una falta de identidad sin ningún sentido: las fiestas son lo que el pueblo quiere que sea y la voluntad popular se expresa en una fiesta de la forma más democrática que existe: participando en ella de la forma que cada uno escoge, libremente.

Durante los últimos años, varias personas han denunciado a las instituciones rectoras de las fiestas ante distintos estamentos, han organizado complots contra filaes en los actos principales de las fiestas sólo por mostrarse en desacuerdo con su particular visión y han llegado a exigir a la administración que retire las subvenciones y la condición de «fiestas de interés turístico internacional». Es decir, que están dispuestos a acabar con la ilusión de decenas de miles de personas para conseguir un objetivo que carece de respaldo popular. «O se hace como yo digo, o que no se haga». No parece una postura demasiado democrática ni respetuosa, ¿verdad?

Algo similar ha sucedido hoy con las declaraciones del imán de una mezquita de Málaga, que ha solicitado la suspensión de las fiestas de moros y cristianos por atentar contra la dignidad del pueblo musulmán. Quizá este señor no ha tenido en cuenta que en nuestras fiestas miles de personas adoptan y ensalzan la identidad y las costumbres de su pueblo, con respeto y cariño.

Esta afirmación me trae a la memoria la fatwa promulgada por la autoridad religiosa de Arabia Saudí en 1993 , según la cual cualquiera que dijera que la Tierra no era plana era un ateo que merecía ser castigado.

Déjennos tranquilos, señores. Para hablar de respeto, quizá deberían mirarse un poco el ombligo y empezar a respetar a sus propias mujeres.

Y es que no porque estos señores digan que vulneramos los derechos del pueblo musulmán se está perjudicando realmente derecho alguno; ni porque una asociación escorada ideológicamente diga que se discrimina a las mujeres tiene por qué ser así. Y a quién no le guste, en vez de tratar de imponer su posición, siempre puede dejar que la mayoría disfrute de una manifestación cultural con la que se muestra de acuerdo. Al fin y al cabo, la democracia consiste en eso, en respetar la decisión de la mayoría ¿no?

5 thoughts on “Nosotros también merecemos un respeto

Add yours

  1. Espera a que fijen por ley (o bando municipal) una cuota de representación femenina y masculina (y gay en un futuro?…) Ya ocurre en de forma tácita en el GobiernoThumpy Flumper

  2. Sin entrar en detalles o situaciones concretas como pueden ser las fiestas de Alcoy, lo cierto es que, o despertamos, o la cultura-dictadura musulmana terminará por sernos impuesta debido a nuestro complejo en forma de inferioridad moral. Queremos ser más papistas que el Papa mientras ellos no tienen reparos en tergiversar y buscar la confrontación con cualquier excusa para, luego, hacerse las víctimas.

  3. A las buenas de Dios o de Mahoma. Que se repeten todas las confesiones religiosas es lo correcto y necesario en las sociedades democráticas y avanzadas; otra cosa es la imposición de ideas aprovechando el chantange….sí señores, la de la mezquita de Málaga (con todos mis respetos a los musulmanes, islamistas o mahometanos) es un chantage que aprovecha el temor cidadano que se ha extendido a razón de los últimos ataques terroristas… y si no reflexionemos ¿alguien había oido hablar antes de esta oposición a las fistas de moros y cristianos? Verdad que no…..un poco de respeto!!!

  4. El mismo Imán que citas en el post es, curiosamente, el que no se pronunció cuando un grupo de inmigrantes, en su mayoría de confesión islámica, se encerró en la Catedral de Barcelona el pasado junio de 2004. Durante el encierro se cometieron atrocidades como orinar en el altar mayor de la iglesia o romper bancos y cristaleras. Sin querer ser más paispa que el papa y consciente de que cometo un anacronismo… Santiago y cierra España!!!!

Deja un comentario

Up ↑

Descubre más desde El blog de Luis Gosálbez

Suscríbete ahora para seguir leyendo y obtener acceso al archivo completo.

Seguir leyendo