No son buenas noticias

Si no has pasado el último mes debajo de una piedra (me estoy empezando a cansar de esta frase), habrás podido asistir atónito a los últimos estertores de Mobuzz.tv, el portal (con perdón) de televisión online en el que participaban muchos de los grandes del internet patrio y que ha muerto envuelto en una gran polvareda de humo y polvo que ha dejado a más de uno con cara de tonto y sin saber cómo reaccionar.

Durante este mes se ha hablado mucho de mobuzz y se han vertido opiniones de todo tipo, positivas, negativas, constructivas, destructivas e incluso sospechosamente neutras. A algunos, como Enrique Dans, les ha molestado mucho todo este ruido, aunque cuando sólo era positivo eran los primeros en beneficiarse, y a otros simplemente les ha sorprendido la capacidad de generar opiniones en ambos sentidos.

No voy a entrar en los antecedentes; no voy a opinar sobre la extraña maniobra de recaudación a través de donaciones express o sobre la aparente falta de previsión ante la crisis. No conozco el modelo de ingresos de Mobuzz ni sé cuál ha sido el factor decisivo para que finalmente se hundiera, aunque tengo claro que al menos ha existido un error: no tener en cuenta a tiempo que hacía falta más dinero.

Si tuviera que posicionarme, diría que Mobuzz ha destruido en un mes todo lo que había conseguido crear durante los cuatro años anteriores; creo que la estrategia de «salvemos mobuzz» es más propia del barco de Chanquete que de un negocio apoyado por inversores y un equipo de grandes profesionales como el que tenía Mobuzz.

Si la compañía hubiese conseguido salvarse, hoy estaríamos hablando de un gran éxito, de una estrategia rompedora y de una nueva forma de gestionar el ruido generado en internet para apalancar momentos de crisis; muchos olvidarían que al final ha sido una maniobra desesperada y yo -creo- seguiría opinando que no es forma de hacer las cosas.

En cualquier caso, y pese a todo ello, soy de los que creo que no es una buena noticia que Mobuzz.tv se hunda. Mobuzz tenía en sus trincheras a muchos de los grandes prescriptores y mecenas de internet en España, contaba con contenidos y colaboradores de calidad y una gran audiencia. Y no creo que se le pueda echar nada en cara, ya que lo único que han hecho ha sido intentar sacar adelante un proyecto agonizante, poniendo todos los recursos a su alcance.

Vivimos tiempos extraños, tiempos difíciles en los que pocos están dispuestos a arriesgarse y a apoyar iniciativas que se salgan de lo común; tiempos en los que la publicidad no da para comer a todos los que pretenden sobrevivir gracias a ella, y en los que se impone un cambio de modelo hacia la generación de valor. Y eso que Mobuzz generaba más valor que muchos de los grandes proyectos que hoy corren por la red.

No es bueno que Mobuzz desaparezca, la sensación que ha generado es de todo menos positiva y es posible que tardemos un tiempo en percibir las consecuencias negativas del golpe en el ámbito de los VC. No va a ser la última empresa que caiga, ni ha sido la primera. Desde aquí, mi apoyo al equipo que lo sacó adelante y a los que han intentado reflotarla hasta el último segundo. El mérito por intentarlo nunca os lo quitará nadie.

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