Un breve resumen de mi viaje desde la indiferencia cercana al odio al amor por Madrid, que me ha llevado, contra todo pronóstico, a vivir en la capital.
Madrid

Un breve resumen de mi viaje desde la indiferencia cercana al odio al amor por Madrid, que me ha llevado, contra todo pronóstico, a vivir en la capital.
La canción de mis (primeros) cuarenta años es Don’t stop me Now, un himno de Queen que ha sido reconocido como la mejor canción del mundo para conducir, la favorita de los británicos y el tema más alegre de la historia. Además, ha sido mi canción favorita durante 25 años, por lo que quiero compartirla contigo antes de saltar -una vez más- de década.
Aunque a veces necesitemos escudarnos en zonas de confort, desde un punto de vista utilitarista, no tiene ningún sentido que nos escondamos tras nuestras propias mentiras autocomplacientes, salvo para sobrevivir y evitar vivir aterrorizados en un mundo necesariamente cambiante.
La canción del domingo 21 de mayo de 2017 es Palos de Ciego, de Izal, un tema que nos recuerda lo fácil que es dejarnos llevar por la melancolía, la inercia y la aparente seguridad de la rutina a la hora de tomar una decisión que implica un cambio, y que estamos ciegos ante el futuro, el lugar -o el tiempo- en el que vamos a pasar el resto de nuestras vidas.
La canción del domingo 30 de abril de 2017 es Los males pasajeros, de Love of Lesbian, un tema que necesitarás escuchar cientos o miles de veces para desentrañar sus secretos y que se convirtió en mi canción favorita de 2016. Eso sí, si estás dispuesto a seguir las pistas que nos dejan los lesbianos en cada estrofa, en cada momento de éxtasis de la canción, no te olvides el paquete de Kleenex. El que avisa no es traidor.