En algunos casos contados, el Spam abandona su condición de molestia insufrible para convertirse en una muestra condensada del arte más vanguardista. Esta misma mañana he recibido uno de esos e-mails de una presunta señora que se presenta como «Yo
En algunos casos contados, el Spam abandona su condición de molestia insufrible para convertirse en una muestra condensada del arte más vanguardista. Esta misma mañana he recibido uno de esos e-mails de una presunta señora que se presenta como «Yo