
En realidad, creo que le pasa como al libro: es una película diseñada para entretener, y ya está. Seguro que, cuando rodó las primeras entregas de Harry Potter, nadie acusó a Ron Howard de faltar a la realidad o de ser un peligroso revolucionario antisecular (bueno, en realidad sí que han perseguido los libros de J.K. Rowling en algunos países, pero ésa es otra historia).
Aquí, como ha pasado con la saga de Harry Potter, Ron Howard intenta recrear el espíritu de un libro seguido por millones de personas, lo que no es fácil. Y, a mi entender, lo consigue de forma tan efectiva como en las primeras películas de Harry Potter.
En especial me gusta la forma en que recrea los flashbacks de la historia, con unos efectos inspirados en los grandes cuadros del cinquecento, con cientos de persons gesticulando, vestidos con ropas de colores brillantes. No es el rigor histórico su principal virtud, pero aún así me ha sorprendido gratamente.
Eso sí, no es recomendable para los miles de detractores del libro ya que, al argumento ya conocido por todos se une la necesidad propia del formato de desvelar la trama en poco más de dos horas. Si en el libro quedan hilos sin tejer, imaginaos en la película.
Después de haberla visto, me gustaría volver a leer el libro, aunque mi lista de espera es, una vez más, demasiado larga para permitirme repetir una lectura como ésta.
En estos momentos compagino mi segunda lectura de “Iacobus“, de mi paisana, la maravillosa escritora Matilde Asensi, con “La masonería” de Christian Jacq y la “Brevísima historia del tiempo”, revisión actualizada de la obra de Stephen Hawking, esta vez con la colaboración de Leonard Mlodinow.
En el ínterin, sigo atento a las noticias que hablan de una futura versión cinematográfica de “Ángeles y demonios”, la novela inmediatamente anterior al Código da Vinci de Dan Brown y, en mi humilde opinión, mucho más interesante y mejor resuelta. Os la recomiendo, sobre todo si tenéis previsto viajar a la ciudad eterna. Si un día tengo tiempo, escribiré algo sobre ambas -la novela y la ciudad-.
Veremos qué nos depara la nueva semana.
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