En una época en la que millones de personas en todo el mundo sobreviven gracias al plagio y la copia de todo tipo de obras, los piratas se ven obligados a buscar nuevas naves que quemar y nuevos territorios inexplorados, llenos de incautos con la bolsa llena.
Hoy he recibido de un cliente una carta en la que una empresa le ofrecía la posibilidad de inscribir su marca -pendiente de concesión- en un registro privado, creado por la propia empresa, por la módica cantidad de 587 eurazos. Es el tercer cliente esta semana que ha recibido una carta como ésta. Manda huevos (y viva Honduras!).
Lo cojonudo del tema no es que mis clientes hayan recibido una solicitud en la que aparecen sus datos, su marca gráfica y todo tipo de información extraída -imagino- del BOPI, incluidos mis datos personales; tampoco resulta especialmente grave que el precio del registro sea el doble que la inscripción en el Registro de la Oficina Española de Patentes y Marcas, el único oficial de nuestro país.
Lo verdaderamente grave es que los registros los que estas empresas ofrecen la inscripción de las marcas son estrictamente privados y, por tanto, no sirven absolutamente para nada. Se trata de simples ficheros mantenidos por empresas privadas que no aseguran la prioridad registral de la marca, ni protegen al registrante frente a terceros, ni siquiera constituyen derecho alguno en favor del presunto titular. Vamos, que lo del prior tempore, potior iure les resulta tan ajeno como el mar al barco de Chanquete.
Inscribir una marca en un registro privado tiene los mismos efectos que crear un documento de word y colgarlo en Internet o en el disco duro de nuestro ordenador, es decir, ninguno. Si nuestra marca infringe los derechos de marca de un tercero, nos denegarán la solicitud en el registro público y nos demandarán por infracción de derechos de propiedad industrial exactamente igual que si no lo hubiésemos inscrito. Además, no supone un uso comercial, ni supone notoriedad alguna, por lo que no podremos alegar prioridad en el uso. Y encima de todo, al final habremos perdido entre 587 y 2.000 €, en función de la dureza del rostro de la empresa.
Por lo visto, se trata de una práctica que empieza a convertirse en habitual. La Oficina para la Armonización del Mercado Interior (OAMI), con sede en Alicante, que es la entidad encargada -entre otras cosas- de la tramitación de las marcas europeas, se ha visto forzada, incluso, a publicar un aviso en su página web para alertar acerca de los riesgos de estas conductas.
Algunas de las empresas que aparecen en el aviso de la OAMI son:
FIPTR – Service – Federated Institute for Patent & Trademark Registry (WIHH- Wirtschaftsregister für Industrie, Handel, Handwerk AG)
WIG- Wirtschaftszentrale
Institut économique pour le commerce, l’artisant, l’industrie
Trademark Publisher GmbH
Company for Publications and Information Anstalt (Société pour publications et information SARL)European Institute for economy and Commerce
WIG – Wirtschaftszentrale für Industrie und Gewerbe AG (Commercial Centre for Industry and Trade-Centrale économique pour l’industrie et le commerce)
Aviso para navegantes: Cada uno hace con su dinero lo que le da la gana, pero para tirarlo a la basura prefiero irme de cena con mis amigotes…