De momento, ya he podido acudir a cinco mascletaes, la mejor de ellas la del domingo 11 de marzo, de la que podéis contemplar un fragmento en este vídeo que grabé in situ.
En época de fallas, todo resulta excesivo en Valencia. Todo. Hay 400 fallas (800 contando las infantiles) en toda la ciudad y la ofrenda de flores a la virgen dura dos días, por lo que quedan cerradas al tráfico centenares de calles, temporal o definitivamente, desde el 1 hasta el 20 de marzo. El precio de las fallas oscila desde unos pocos miles de euros de las más modestas hasta los cerca de doscientos mil de algunas como la del Ayuntamiento, patrocinada con orgullo por todos los valencianos. Han aparecido doscientos puestos de venta de churros y buñuelos “oficiales” y en apenas una semana se quemarán miles de kilos de pólvora entre las mascletaes, los castillos de fuegos artificales y los petardos que tanta cola han traído este año. Hay otros datos igualmente desbordantes, como las 750.000 bombillas de la falla que ha ganado un año más el premio a la mejor iluminación (Sueca-Literato Azorín), a pesar de algunos de sus vecinos, pero no quiero recrearme con cifras, porque las Fallas son, ante todo, alegría y fiesta.
El exceso y la euforia están impresos en el carácter y la tradición, no sólo de los habitantes de Valencia D.F., sino de toda la Comunidad Valenciana, por lo que estas fiestas constituyen un escaparate incomparable. Os animo a participar en esta enorme fiesta y espero poder contar con más detalle cómo ha discurrido cuando finalice.
Pum, pum, pum, purrumpumpum, pum…a mi me gusta más esta otra mascletá, que seguro te suena.
Me llamo la atencion el titulo,lo llamas como yo, pero lo describes mucho mejor,estoy deacuerdo contigo, suelo visitarlas y otra cosa que llama la atención es la cantidad de publico que nos damos cita en valencia, los restaurantes despues de la macleta imposibles de entar, visitar la ganadora nueva campanal,fue un logro pero conseguimos verla cerquita,una esperencia maravillosa