Increíble.
“¿Acepta pagar 46 € + iva por la tarifa plana de teléfono, adsl y 40 canales de televisión al mes durante un año, y si se da de baja antes pagará sólo la instalación que son 40 euros, iva incluido?
Sí quier… esto que sí, mujer, que sí…
De acuerdo, le paso con el departamento técnico para confirmar la hora a la que irá el instalador a su domicilio”
WTF!!
Le explico cómo había quedado con la anterior comercial y la tipa coge, me dice que la oferta es incorrecta, que la va a cancelar inmediatamente y me cuelga el teléfono.
He vuelto a llamar a Ono y me ha tocado explicarle la historia completita a tres comerciales y dos personas “de las que contestan el teléfono” y cuyo rol exacto desconozco porque al menor problema te remiten a cualquier otra extensión y Santas Pascuas. Al final, lo de siempre “estudiaremos su caso y ya le contestaremos”. ¡¡Me han colgado antes de dejarme decirle que lo único que quiero es que cumplan lo que me han prometido!!
Resultado hasta este momento: me han tenido veinte minutos al teléfono para ofrecerme un servicio, que luego se han negado a prestarme y me han obligado a llamar a su 902 durante 20 minutos más para pasarme de una línea a otra, hasta que me han dejado con la palabra en la boca y un “vuelva Vd mañana”, más propio de telefónica, en el oido.
Soy un cliente despechado; yo, que siempre he defendido las excelencias de Ono, hasta el punto de recomendarlo e instalarlo en mi empresa; yo, que estoy dispuesto a pagar 60 euros al mes por mi adsl y ni se me ocurre revisar las facturas, cuando hoy todos los comerciales de ONO me han dicho que yo debería estar pagando 6 euros menos… Oh mísero de mí, oh infelice…
Pues sí, hoy Ono ha perdido un cliente amigo, al menos hasta que me demuestren que son capaces de gestionar esta incidencia de forma profesional; y no pido nada extraño: sólo que cumplan con lo que ellos mismos me han ofrecido activamente en la tranquilidad de mi casa. ¿Acaso es mucho pedir?
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