Si alguna vez has participado en una ronda de inversión seguramente habrás escuchado la expresión “dinero inteligente o “capital inteligente“.
Habitualmente este término viene a definir un perfil de inversor que no sólo aporta capital o financiación, bajo cualquiera de sus formas, sino que también se compromete con el proyecto, aportando su experiencia en el sector, sus contactos, su cartera de clientes, su capacidad de gestión y su esfuerzo para que salga adelante. Podríamos enunciarlo en una fórmula como una aportación de capital+valor.
Si has seguido esta definición, posiblemente pienses que sólo un business angel aporta dinero inteligente; de hecho, el concepto de business angel define, precisamente, a profesionales que han tenido éxito en un determinado sector y que aportan su propio capital y su experiencia para impulsar un negocio en el que, a priorio, pueden aportar mucho más que un inversor “corriente”.
Cuidadín. No es oro todo lo que reluce.
El dinero inteligente es escaso, y en buena medida depende de las condiciones que tú negocies en el momento de dar entrada a un inversor. Si no le obligas a dedicar esfuerzo, tiempo y recursos a tu negocio, aunque el retorno de su inversión dependa de ello, es posible que acabe primando otros proyectos más rentables o que le permitan recuperar su inversión a más corto plazo. Si, además, te cobra una cuota periódica por sus “servicios”, sin definirlos con detalle, puedes haber tomado la peor decisión para tu empresa, porque posiblemente un business angel haya entrado a una valoración más baja que cualquier otro inversor, alegando que conoce mejor el negocio y que sabe que tu proyecto no vale lo que tú o cualquier otro dice.
Muchos business angels aportarán valor a tu proyecto, más que cualquier otro inversor. Pero si no adoptas las medidas oportunas, este valor puede diluirse o dejar de fluir muy rápidamente. Si buscas valor, además de capital, asegúrate que el angel lo va a aportar, y oblígale por contrato a que lo haga, con condiciones, objetivos e hitos que repercutan en la valoración de su participación y su posibilidad de aumentarla, o tu potestad de recuperarla en condiciones favorables. Eso si se deja, claro.
En una de las rondas de e-contratos, varios business angels trataron de conseguir pequeñas participaciones a cambio de participar en el consejo o de organizarnos reuniones con posibles clientes o inversores. Mucho cuidado. Partíamos de una valoración alta, obtenida en primera ronda con un inversor profesional, por lo que una maniobra de este estilo, además de resultar muy difícil de cuantificar en una ronda avanzada, podría haber dinamitado la paz social que entonces teníamos. Nosotros no lo aceptamos, pero sé de mucha gente que sí lo hizo y acabó arrepintiéndose.
El capital inteligente suelo serlo en la medida en que el inversor quiera, y el emprendedor sea capaz de extraerlo.
Ahora bien, si sólo buscas capital, hay otras alternativas, más baratas; de ellas hablaremos próximamente.
Muy interesante lo que comentas Luis,.. tomo nota, pero ni parece fácil, ni creo que realmente lo sea, conseguir inversión inteligente, ni incluso haciendo que firmen un documento.
Lo único seguro, creo que es el capital que aportan, el resto yo lo veo como un plus, que con suerte quizás y si realmente quieren ellos podrás conseguir. ¿No?
Depende de la prisa que tengas y de tu capacidad de negociación, pero conozco varios casos en los que estos pactos han sido extremadamente útiles para el emprendedor y muy provechosos para el inversor. No creo que sea difícil, claramente es una situación win-win: si tú cumples, ganamos los dos. De todas formas, gracias por comentar.