Vale, ya estamos en 2015. ¿Y ahora qué? Pues ahora todo.
2014 ha sido un año entretenido. A grandes rasgos, ha sido el año en el que hemos lanzado Terminis, hemos seguido creciendo de muchas formas distintas en Metricson -que cumplirá 5 años dentro de unos días- y, por encima de todo eso, me he venido a vivir a Valencia, aunque todavía pase un par de días a la semana en Barcelona.
Durante los últimos 12 meses he tenido la suerte de conocer a mucha gente interesante y he hecho todo lo que he podido para aprender de ellos sobre cosas que desconocía hasta entonces: desde vinos hasta yoga, fertilizantes, depuradoras, pulsómetros, procesos legislativos o fondos de inversión verticales en Suiza.
Lo dicho, un año divertido.
Bien es cierto también que he pasado momentos jodidos y sé que he estado gruñón y quejica más tiempo y en más ocasiones de las que debería. Es lo que pasa cuando abarcas más de lo que puedes apretar. Por suerte tengo a gente extraordinaria a mi alrededor que me ayuda a sobrevivir a los incendios diarios y a que mis horribles defectos no me condenen a la oscuridad. Gracias por estar ahí a todos (casi podría decir a todas).
Hace un año y unos pocos días escribí este post en el que comentaba que los propósitos son una mierda y que lo realmente importante es la actitud con la que afrontas los retos. No sé si estás de acuerdo con esto, pero yo -y esto es raro en mí-, lo sigo manteniendo, en especial ahora que tengo 12 meses por delante con perspectivas, nuevas ilusiones y retos que hacen que los del año pasado parezcan un paseo por el campo un domingo por la mañana con sol.
Ya sabes, si quieres tener un buen año, mantén una buena actitud. Como suele decirse, si puedes controlar tus pensamientos, puedes controlar tus sentimientos, así que ¿a qué estás esperando?
¡Vamos a por todas!
Deja un comentario