¡¡Por fin vemos la luz al final del pasillo!! ¿O era del túnel?
Después de algo más de dos meses, parece que por fin se acaban las obras de las nuevas oficinas de e-contratos en Alcoy, uno de los eventos más esperados del año econtratiano. La evolución desde nuestro zulo inicial resulta casi increíble; incluso lo es con respecto a nuestras actuales oficinas que, pese al cariño que les profesamos, empiezan a quedarse pequeñas y a resultar incómodas. Es una de las desventajas, y al mismo tiempo ventajas, de crecer.
Las nuevas oficinas suponen un salto cuantitativo -por las dimensiones- y cualitativo -por la ubicación y la calidad de las instalaciones-, y lo afronto con ilusión, pese a estar desterrado en el exilio valenciano. Por fin el equipo de I+D va a disponer de un espacio cerrado donde poder aislarse, por fin Luismi podrá fumar sin tener que salir a la calle, porque tiene dos terrazas para ello, y, sobre todo, por fin dejaremos de subir y bajar las rejas todos los días del año y nuestra entrada dejará de parecer el Bronx por las pintadas de los niños porreros.
Recuerdo con nostalgia el despacho en el que empezamos a organizar todo esto en diciembre de 2003, apenas 15 metros cuadrados y un baño dentro de las oficinas que entonces tenía mi padre en la Calle Xixona; también recuerdo lo que trabajamos para acondicionar nuestras oficinas actuales en la Plaza Centenario y la ilusión con la que empezamos a trabajar allí.
Esto es otra cosa; cuatro años después casi nos hemos triplicado (como un gremlin comiendo fabada a las tres de la mañana) y hemos conseguido algunas cosas que ni soñábamos entonces. Este jueves empezamos el traslado y espero que en menos de un mes podamos hacer la inauguración oficial.
En realidad, todo esto no ha hecho más que empezar. En unos pocos meses inauguraremos también la sede de Valencia y empezará la cuenta atrás para el lanzamiento de toda la oleada de nuevos productos en los que llevamos meses trabajando.
No nos vamos a aburrir; pero, pese a la actividad frenética en la que nos encontramos envueltos estos días de preparativos, planes y más planes, me sigue gustando perder unos minutos pensando en lo que vamos dejando atrás, las etapas que quemamos y que quedan ancladas para siempre en un rincón de nuestra memoria al que siempre podemos volver para recrearlas.
No nos va a costar el cambio a las nuevas oficinas, aunque en el salto perdamos parte de nuestra inocencia, para convertir definitivamente una buena idea en una gran empresa. Pero, de momento, alegrémonos de poder estrenar nuevas instalaciones; en cuanto decidamos la fecha de inauguración, daré cumplida cuenta de ella.
Hasta ahora hemos andado mucho; ahora, por fin, podemos correr.
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