Escribo este post entre el avión y el aeropuerto de Philadelphia, desde donde cogeremos el vuelo que nos llevará a España, después de haber pasado una semana en Las Vegas y San Francisco.
La parte más intensa de la misión tecnológica ha tenido lugar en San Francisco y Silicon Valley, donde hemos celebrado reuniones, visitas y presentaciones de proyectos ante empresas e inversores. Esta experiencia ha sido muy distinta a la que viví hace dos años por estos mismos lares, principalmente porque entonces no tenía ningún proyecto profesional en marcha y ahora tengo una empresa (metricson) y un nuevo proyecto (Terminis).
Mi principal objetivo en esta misión era someter a Terminis a todo el feedback y estrés posible durante una semana, por parte de profesionales e inversores de varios países y con distinta formación, para decidir si realmente es un proyecto global y potencialmente rentable o tan solo una idea feliz. Tras mucho dar la lata e intercambiar ideas con gente que conoce muy bien el sector a los dos lados del charco, vuelvo no sólo con el convencimiento de que se trata de un proyecto más que viable, sino también con la intención de correr todo lo posible para implementar todas las ideas que he recabado durante estos días en el modelo y prepararlo todo para el lanzamiento de la beta antes del verano.
Es imposible reunir en un único post todas las cosas que me han pasado y las ideas que he podido madurar durante los últimos 10 días, pero sí que quiero destacar tres reflexiones rápidas mientras aún me dura el subidón del viaje:
- Cura de humildad: En la misión han participado proyectos que tienen un recorrido y un equipo espectacular. Terminis llegará a ser un negocio global y muy rentable para nosotros, pero hoy por hoy no hemos demostrado nada, así que nos toca agachar la cabeza y reconocer el esfuerzo que ha hecho la mayoría de los emprendedores que han participado en la misión. He aprendido más del negocio de internet durante esta semana que en muchos años de trabajo, y eso sólo es posible si tienes los oídos abiertos y aceptas con humildad que hay gente que sabe mucho más que tú. Ésta es una lección casi tan valiosa como difícil de aprender.
- Esfuerzo: Cada nuevo proyecto es un camino distinto; el hecho de haber transitado otros caminos no te garantiza que vayas a ser capaz de llegar al final de éste, sólo te da algunos trucos para resolver parte de los problemas que te vas a encontrar. El reto tecnológico y de mercado que nos planteamos en Terminis es enorme, por lo que la recompensa también puede serlo, pero antes de llegar allí faltan muchos años de trabajo en equipo, días sin dormir y ganas de cambiar el mundo para siempre.
- Talento: Silicon Valley reúne a muchas de las personas con más talento para desarrollar negocios en internet del planeta, pero hay mucha más gente afuera capaz de cambiar el mundo con proyectos increíbles. Tras conocer a las personas que han participado en la misión, me reafirmo en mi impresión de que tenemos el talento y la capacidad necesarias para hacer grandes cosas aunque, eso sí, aún tenemos que mejorar en tres ámbitos: ambición, capital y mercado. El día que dejemos de ver el mundo como una amenaza con la forma de un conjunto de mercados compartimentados y nos decidamos a lanzar productos y servicios globales, apoyados por el capital necesario para hacerlos competitivos en un entorno global, con un enfoque agresivo de negocio, no habrá quien nos pare, pero ahora eso queda lejos del foco de la mayor parte de emprendedores españoles.
En Silicon Valley también hay cancamusa, vaporware y todas esas cosas de las que tanto nos quejamos aquí, pero en general los proyectos triunfadores son resultado de una mezcla mágica de esfuerzo, talento y capital, en el contexto de un mercado enorme, acostumbrado a recompensar la innovación y a pagar por cosas que mejoran sus vidas y trabajos.
Me vuelvo a España con ideas nuevas y con ganas de correr aún más. El resultado, sea bueno o malo, lo conoceréis pronto 🙂