Así es como funciona la web 2.0. Sistemas gratuitos de promoción de contenidos en los que cualquiera podemos convertirnos en artistas o estrellas de obras accedida por millones de personas en todo el mundo unos pocos minutos después de su creación, sin la intervención de los medios “tradicionales” de comunicación.
“Está pasando, lo estás viendo” es el lema de CNN+ desde hace unos años. Ya no necesitamos a CNN+ para ser testigos de hechos que suceden en casi cualquier lugar del mundo apenas unos pocos minutos después de que sucedan. Esta mañana, aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid y que mi cuerpo se encontraba en el Registro Mercantil de Valencia a las 13:30, me he acercado a la mascletá -que, por desgracia, ha resultado muy poco vistosa debido a las recomendaciones de protección civil, que han provocado la cancelación de la parte aérea- y he comprobado cómo centenares de personas grababan con sus teléfonos móviles y cámaras hasta el último acontecimiento que giraba alrededor de la mascletá.
Un punk vomitando en una esquina, un grupo de tipos con camisetas azules adelantándose a las fiestas “oficiales”, una señora con traje de chaqueta bebiendo de una lata de cerveza, un anciano intentando encaramarse a la valla de protección o las risas de los voluntarios de la cruz roja han sido protagonistas involuntarios de vídeos grabados casi al azar que seguramente en estos momentos ya se encuentran colgados de algún servidor y están siendo descargados con una calidad aceptable desde el otro punto del planeta.
Dicen que la guerra de Vietnam fue la primera “en directo” de la historia, por el seguimiento de los medios desde primera línea de fuego. Poco a poco la labor de los medios se está viendo desplazada por la de millones de usuarios que tienen opiniones y recursos a su alcance para difundirlas. No son pocos los que, en este contexto, abogan por poner puertas al campo. Yo veo los riesgos de muchos de los grandes portales que permiten publicar de forma casi indiscriminada cualquier contenido, aunque sigo pensando que en nuestro país tenemos una Ley con demasiadas eses que regula con bastante precisión esos casos, mal que le pese a otros.
Si la guerra por la audiencia se nos antoja cruenta con un puñado de cadenas, antes incluso del apagón tecnológico, es porque no nos hemos dado cuenta aún del potencial de Internet a la hora de captar a los “clientes” de los medios tradicionales. Y si no, tiempo al tiempo.
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