En estos momentos estoy escribiendo desde Lanzarote, en el que supone mi tercer viaje a las islas canarias en apenas quince meses, que no son muchos ni pocos, sino los que han sido. Mi anterior estancia en la isla se remonta a los albores de la humanidad, cuando los primeros seres unicelulares se revolvían en la sopa de la vida, por lo que apenas guardo recuerdos de aquella estancia.
De lo que he podido ver y experimentar hasta la fecha sólo tengo buenas palabras; voy a estar con Gemmurrín hasta el próximo día 3 de agosto en el Hotel Hesperia Lanzarote, una auténtica maravilla de hotel muy cerca de Puerto Calero, en el sudeste de la Isla y aún no he salido de aquí, salvo para cenar y dar un paseo por el Puerto deportivo. Por lo tanto, relax, relax y más relax, que es lo que necesito en estos momentos. Aún no hemos probado el SPA, pero tenemos reservado un masaje para el jueves, el día antes de volver.
Desde luego, en Lanzarote hay poco tiempo para aburrirse; mañana hemos alquilado un coche y nos vamos en ferry a pasar el día en Fuerteventura, una escapada que me hace mucha ilusión; de hecho acabo de hablar con Jorge Esteve, un amigo de mi hermano que este verano va a estar haciendo surf en las Dunas, para que nos explique un poco qué hacer por la isla. El lunes hemos reservado la típica excursión al parque de Timanfaya, excursión en camello incluida, y el miércoles iremos a la cueva de los verdes y los jameos del agua. No nos estresemos, que es precisamente lo que menos necesito durante la próxima semana.
Me voy a cenar y a tomar una copita en el Lanz Beach Club, el chill out lounge del Hotel, ya os contaré cómo va todo próximamente (lo del wifi gratis en todo el hotel es una pasada). Ah, y espero no daros demasiada envidia!!
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