
El caso es fácil: un señor roba un portátil y se lo lleva a su casa. Hasta aquí, nada nuevo bajo el sol. A continuación, se hace una foto con la cámara del portátil, sin darse cuenta de que el equipo estaba configurado para que las fotografías se colgasen automáticamente en flickr.
Consecuencia: el apenado propietario del portátil recibió en pocos segundos y de forma totalmente automática -y gratuita-, las fotografías del ladrón de su equipo, una de cara y otra de los tatuajes de la espalda, para que no pudiese haber confusión alguna, en una página pública a disposición de cualquier persona. Aquí podéis verlas tranquilamente.
He leído en boing boing que el interfecto se ha personado en una comisaría de policía para devolver el ordenador y que, por el momento, no se han presentado cargos contra él, posiblemente porque el propietario no necesita más publicidad y el ladrón ya debe sentirse suficientemente ridículo tras el papelón que ha hecho.
Todo este asunto me suena a fake pero, sea cierto o no, el hecho es que resulta un buen ejemplo de que la brecha digital no siempre tiene que ser algo negativo.
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