Durante las últimas dos semanas he tenido la oportunidad de hablar con directivos de algunas de las empresas más interesantes del sector TIC, TIME o como os guste llamarlo, de nuestro país y me ha sorprendido encontrarme con una posición casi unánime frente a la situación que estamos atravesando: parar y mirar.
Es evidente que hay crisis: se desploman los mercados financieros, quiebran las constructoras, miles de personas se van a la calle, descienden las inversiones en publicidad y, sobre todo, nos pasamos el día hablando de lo mal que está todo, recordando otras crisis que nada tenían que ver con ésta.
Resumiendo: nos hemos cagado.
No culpo a nadie, es normal asustarse ante la perspectiva apocalíptica de una civilización en caída libre -aunque la crisis verdaderamente no sea universal-, que va a durar décadas y va a ser peor que cualquier otra crisis que hayamos sufrido anteriormente.
Sin embargo, muchos de los directivos con los que he hablado me han transmitido un mensaje que excede la cautela para convertirse en miedo:
“mi negocio sigue creciendo, alguno de mis clientes del sector inmobiliario o de la construcción tardan más en pagar pero, como no me fío, estamos reduciendo personal, inversiones, lanzamientos, etc.”
En un mundo en crisis, donde se impone un cambio de modelo económico basado en la aportación real de valor, todo es incierto. Pero señores, que no todo se va al carajo.
Esta situación me recuerda, con todos los respetos, al señor que se recrea hurgando en sus fosas nasales sin darse cuenta de que el semáforo se ha puesto en verde. De acuerdo, es importante mantener limpios los conductos, pero para que la circulación fluya es importante que arranque de una vez, siga conduciendo y adelante a los que tienen el motor estropeado, se han quedado sin gasolina o, simplemente, se han cansado de conducir.
Estamos en un contexto interesante; la selección natural -o artificial, pero alimentada por las necesidades del mercado- va a hacer caer algunos modelos y nacer otros, así que es un buen momento para que empresas bien armadas y con equipos consolidados den un puñetazo encima de la mesa y consigan un posicionamiento que en otras circunstancias les hubiese resultado inalcanzable.
El miedo en época de cambio de modelo económico sólo sirve para enfatizar la tragedia y ocultar las oportunidades aunque, en eso estamos de acuerdo, sea difícil de evitar. Ahí es donde nacen realmente los modelos de negocio ganadores.
Y tú, ¿eres de los que se paran o de los que siguen?