McCain el empresario, Obama el emprendedor

Me cae bien el tal Obama, y lo digo antes de que gane o pierda, para que nadie me tache de chaquetero, pelota o de ir contracorriente. Pero que me caiga bien no quiere decir que yo pudiese llegar a votarle. En realidad sé más bien poco de la política norteamericana, me cuesta ver las diferencias entre los partidos, al menos desde una perspectiva externa, de españolito o extraamericano de a pie. Bueno, quizá estoy exagerando, pero el caso es que lo que he visto de Obama me ha gustado.

Cuando pienso en las diferencias entre Obama y McCain, porque al final aquí es de eso de lo que se trata -en estas ocasiones parece que nos pasamos el sustrato ideológico y el programa político por donde amargan los pepinos- me acuerdo de la pregunta que alguien me hizo en la primera sesión de Iniciador Valencia: ¿Cuál es la diferencia entre un emprendedor y un empresario?

Más allá de definiciones ontológicas y aristotelismos,  dentro de mi cabeza Obama es un emprendedor y McCain es un empresario.

Obama es un tipo que se lo curra, que emociona, que es capaz de motivar e ilusionar, que ha decidido llevar su mensaje a todo el mundo, hasta las últimas consecuencias, con tal de sacar su proyecto político adelante, basándose en una marca personal que ha reforzado mucho y generando ruido de todas la maneras posibles.

En cuanto a McCain, creo que simplemente es un tipo creíble, capaz de gestionar algo muy difícil de gestionar, que no llega a emocionar, pero que promete seguridad y estabilidad a sus targets, algo que en estos momentos de crispación y crisis estructural parece que tampoco está de más.

McCain ofrece un producto que ya conocemos, que ha cuidado y reforzado con esmero, y que es fácil de vender y de comprar; Obama lanza un mensaje a los early adopters, a los clientes hastiados y maltratados por su proveedor actual, a los nuevos mercados, a todo aquel que busca sensaciones nuevas. Podríamos decir que McCain conoce el mercado, tiene un producto maduro y se ha dedicado a explotar los canales tradicionales, porque se siente más seguro en ellos -y si no, miren el ridículo del Bob the builder y Joe the plumber, definitivamente no controla estos recursos-  y que Obama ha apostado por el long tail, por capturar todos los demás nichos, con un mensaje que pretende ser revolucionario en la forma y conservador en el fondo, al menos para la mentalidad europea.

Pase lo que pase, serán otros los que gestionen el país, equipos de personas con mucha más experiencia, capacidad y recursos que Obama o McCain, y ahí es donde yo creo que tendría que centrarse el discurso, en la capacidad de conseguir a los mejores equipos para sacar adelante un proyecto en un momento de crisis.

Al final, como en cualquier otra cosa, lo que cuenta es el resultado. ¿O no? 🙂

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