Recuerdo los tiempos en que Twitter fallaba como una escopeta de feria. No es que ahora no falle, pero recuerdo que en marzo de 2007, cuando empezaron a aparecer mis primeros twits, y la cifra de twitteros era infinitamente inferior a la actual (no tengo ahora mismo los números, pero me los puedo imaginar), lo normal era encontrar a la ballena cuando intentabas acceder a tu cuenta.

Entonces sólo teníamos una interfaz, y fallaba a tope. Recuerdo todos esos posts y los subsiguientes comentarios criticando el sistema, pero en todo eso había una verdad: pese a que fallaba más que Rappel, todos seguíamos ahí, empujando, fieles a un sistema que apuntaba maneras, que no sabíamos en que se iba a convertir, pero que nos gustaba.
Tampoco tengo las cifras de cuánta gente accede actualmente a twitter a través de http://www.twitter.com, pero conozco a pocos -ninguno en realidad- heavy users que lo hagan. Todos utilizamos uno u otro cliente que amplía significativamente las funcionalidades de la interfaz que twitter ofrece online. Se trata de una jugada arriesgada por parte de la compañía del pajarillo forzudo, que puede ayudarle a crecer rápidamente, pero también puede penalizar su modelo de ingresos y, por ende, su valor en el mercado.
En su día, pensé que twitter acabaría reemplazando a mi blog (por aquel entonces twitteaba en inglés, como José Antonio del Moral :). También pensé que dejaría de utilizarlo antes o después. Y ahora no me planteo ni una cosa ni la otra. Twitter tiene su lugar en mi corazoncito y es un lugar importante si nos atenemos al tiempo que dedico. Ahora cuando twitter se cae veo búhos o mensajes de disculpa de otros señores que no utilizan ballenas ni pajarracos. Pronto es posible que también veais bastantes pulpos. Pero no es lo mismo que antes: la expectación que se generaba sobre si funcionaría o no, los motivos para quejarse y despotricar de lo mal que funcionaba todo para volver a intentarlo a los 2 minutos… Twitter ahora es más fiable y tiene un ecosistema a su alrededor.
Pero a mí me gustaba la ballena.
ACTUALIZACIÓN: Gracias a Fernando Serer he recordado que en el 2007 el mensaje de error de Twitter no era aún la ballena, sino el gato maléfico que, dependiendo del momento, estaba jugando -y posteriormente reparando- los servidores. ¡¡Gracias por el apunte Fernando!!
Deja un comentario