Canción del domingo: city of blinding lights (U2)

blinding lights

Segundo  domingo del tercer mes del séptimo año de la segunda década del siglo XXI. 13 de marzo de 2016. Aquí hay algo raro, tres canciones del domingo en menos de un mes empieza a parecer algo sospechoso. ¿Qué demonios estaré tramando de forma inconsciente? ¿Quién sabe qué aviesas intenciones se ocultan tras esta prolífica cosecha de posts?

Estamos ya muy cerca de las Fallas y este fin de semana he tenido la suerte de empezar a prepararlas entre amigos en Valencia. Gracias a Carlos, Cristina, Carla, Sandra, Dani, María, Tato, Carmen, Gemma y a la tipa que apareció con una botella llena de bengalas encendidas y una cara de mala leche que espantaría al oso que casi se come a Hugh Glass, montada sobre un señor con una cabeza de panda. Ah y perdonad mis puñeteras manías musicales.

Entre las miles de cosas que uno suele hacer durante las Fallas destaca con claridad el noble arte del pateo. Como casi todas las calles están cerradas y flanqueadas por establecimiento de todo pelaje y condición, ayer nos pegamos una buena paliza caminando por el centro e, incluso, nos acercamos a ver el encendido de la iluminación de la falla Cuba – Literato Azorín, donde hice la foto que habéis visto más arriba.

Unas cosas llevan a otras y me pasé el resto del día -más bien de la noche- canturreando para mis adentros esta canción de U2, por lo que, mire usted por donde, la canción del domingo es city of blinding lights, de U2.

And I miss you when you’re not around
I’m getting ready to leave the ground….

Oh you look so beautiful tonight
In the city of blinding lights

City of blinding lights habla de un montón de cosas, como la pérdida de la inocencia y cómo hay lugares -y personas- que te pueden quitar tanto como te dan. Hace un tiempo leí que la frase “oh you look so beautiful tonight” tiene su origen en un concierto que U2 dio en Nueva York poco después del 11S, y en el que Bono la gritó al ver llorando a algunos de los espectadores mientras interpretaba “where the streets have no name“, con las luces del estadio encendidas.

La canción habla de Londres y de Nueva York, pero muchos otros lugares me han impresionado más por sus luces cegadoras: los espectáculos nocturnos de la bahía de Hong Kong que vi desde la cubierta del star ferry con un frío de mil demonios, en los que los edificios parecen bailar y comunicarse entre ellos al ritmo de la música; el aterrizaje en Las Vegas tras atravesar el desierto de Nevada en la más absoluta oscuridad o las lámparas incandescentes que encontré colgadas de una palmera en una playa de Phi Phi, en Tailandia, en homenaje a las víctimas del Tsunami. Pero aún más impresionante me ha resultado la oscuridad que he encontrado en otros parajes. Recuerdo perfectamente las noches de Ushuaia, la ciudad más austral del planeta, no la discoteca, que también tiene su aquél, donde tuve la suerte de quedarme ojoplático perdido observando durante horas un montón de estrellas en total oscuridad, mientras caminaba de vuelta al hotel, y ninguna estaba donde la esperaba.

Si tenéis ocasión, acercaos a Valencia estos días; aquí la luz siempre es especial durante el día y, en Fallas, aún lo es más por la noche. Si no habéis visto arder la ciudad, como una Pompeya moderna, no habéis sentido el calor insoportable que brota de sus entrañas y guardado en vuestra memoria para siempre la imagen de esas llamas gigantescas, tan cercanas a los edificios y el público que durante unos segundos parece imposible que todo vaya a salir bien, os estáis perdiendo algo único de verdad.

Espero veros a todos por aquí dentro de seis días, cuando el fuego nos purifique y nos ayude a preparar la llegada de la primavera. Chata, este año ya tengo la sangre bastante alterada, así que date una vuelta antes de aterrizar por aquí.

Que acabéis de pasar un domingo genial.

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