Bye bye 2021

Madre mía, 2021.

Tras dejar dos años en barbecho mi post de despedida anual, vuelvo por estos lares para recordar brevemente cómo llegué a 2021, qué ha pasado este año y qué espero de 2022. Bah, casi nada.

Dado que este blog, que es el suyo, joven, hace mucho tiempo que dejó de ser un canal de comunicación para convertirse en el cuaderno de bitácora que eran los blogs en un origen (vaya tiempos, amigos), te avanzo que aquí no vas a encontrar nada interesante; en serio, esto es un rollo personal que escribo sólo para salvaguardar unos pocos recuerdos que me saquen una sonrisa dentro de unos años y que permitan a Lola saber más sobre cómo era nuestra vida durante sus primeros años. Si quieres, puedes dejar de leer aquí y así te ahorras la chapa.

Vale, acabo de escribir un disclaimer para arrancar el post. Por favor, que alguien me quite las pocas neuronas que me quedan de abogado de una vez por todas.

Al lío.

TOMO I: Cosas que pasaron entre 2019 y 2020

Bah, nada importante en realidad. Han sido unos años muy tranquilos.

Así, por resumir, trabajé un montón, empecé viviendo en Madrid y viajando mucho, Lola cumplió 2 años y después 3, ganamos un tercer premio mundial de paellas en Valencia, mi amiga Terelupi vino a trabajar conmigo a Metricson (qué suerte tengo), mi amigo Chapu me invitó como  tertuliano a esta edición de la Brújula de Onda Cero, alquilé una casita que disfruté muchísimo en Rascafría, fui a un par de conciertos en los que la gente tenía que estar sentada y con mascarilla, luego me separé (esto fue un horror, pero lo cuento rápido y así me lo quito de encima), me fui de Madrid y aterricé en un pueblo llamado Massarrojos cuando aún no se podía salir de casa, falleció mi tía Irene y luego falleció mi tía Men, dos de las personas más importantes de mi vida y apareció Yogur, el gato intrépido al que puso nombre Lola con una de las 20 palabras que conocía en ese momento, así que también podía haberse llamado caca, silla o desanuar.

Ah, bueno, casi olvido mencionar que una pandemia arrasó el planeta, obligando a miles de millones de personas a confinarse durante meses en sus casas, matando a tantos que en Madrid tuvimos que esconder los cadáveres en una pista de hielo, destrozando la sociedad, dinamitando la economía y obligándonos a replantear casi todo. Mucha gente que parecía normal ha resultado estar loquísima y se ha vuelto un montón de cosas absurdas, como antivacunas, antisocial o, incluso, de Vox.

No voy a profundizar más en este período, han sido dos años duros, con muchas cosas negativas, algunos destellos aislados de luz  intensa, en los que todos hemos hecho muchísimo -pero muchísimo- esfuerzo para no volvernos locos y ser capaces de sacar esto adelante.

Al final, llegamos, de pie y más o menos renqueantes, al 1 de enero de 2021 con la energía suficiente para arrancar un año que pintaba regulero, para qué nos vamos a engañar.

TOMO II: Cosas que han pasado en 2021

En 2021 he podido vengarme de muchas de las cosas que me negó 2020:

(i) Viajar

Tras un año prácticamente en blanco, salvo por algunas escapadas en coche y tren, este año por fin he podido volver a viajar por el mundo. Aparte de mis habituales triángulos Barcelona-Valencia-Madrid y de una semana fantástica en Cádiz, he podido volver a pisar Menorca en verano, Helsinki en invierno y pasar una semana en Costa Rica, haciendo muchas de mis actividades favoritas: levantarme para trabajar a las 4 de la mañana y conducir por carreteras imposibles, vadeando ríos y esquivando monos suicidas sin parar.

Lo malo del virus es que nos ha impedido viajar a lugares donde viven personas a las que queremos. Lo bueno es que mucha gente sigue sin querer viajar, así que es posible disfrutar de lugares que, en otras circunstancias, estarían a reventar de guiris o fuera de nuestro alcance. Lo mismo pasa con los hoteles y restaurantes. Espero que Nuria y José Miguel me sigan haciendo un hueco en Nozomi ahora que la guía Michelin les tiene entre sus favoritos. 😉

(ii) Conciertos y bolos varios

En 2021 hemos podido empezar a asistir a conciertos en condiciones dignas, es decir, con mascarilla (puag) pero sin tener que pasar todo el rato sentados como estatuas (sentadas). Seguro que dentro de unos años pensaremos que no fue para tanto, pero en 2020 me pegué un concierto entero de los Zigarros a un metro de los Tormo sin poder levantar el culo de la silla y, mira, yo paso. De hecho, mi último concierto de 2021 ha vuelto a ser el de los Zigarros, esta vez en la sala Apolo y disfruté como un enano dando saltos, pero además he podido escuchar a Fangoria, Luis Prado, Kings of Convenience, el Kanka y Conttra en directo, entre otros, así que ni tan mal para un año de pandemia.

En cuanto a los bolos, no puede decirse que en 2020 nos quedásemos sin ellos, porque apenas un mes antes del confinamiento organizamos The Others, un evento para más de 500 personas en Barcelona, con el apoyo de un montón de amigos de toda España. No teníamos ni idea de lo que nos esperaba, pero el fin de fiesta fue cojonudo.

2021 ha sido un año razonablemente prolífico en eventos profesionales, a pesar de las limitaciones: además de los clásicos de la industria (South Summit en Madrid, Valencia Digital Summit -en Valencia, claro-, 4YFN y el MWC en Barcelona y Slush en Helsinki), hemos organizado un montón de saraos en Metricson en Barcelona, Valencia, Madrid y Sevilla, solos y acompañados de gente maravillosa como Wayra (Telefónica), que siempre tiene un rinconcito en nuestro corazón (gracias Paloma, Carlos, Mateo y Marta por contar siempre con nosotros).

(iii) Trabajo

Aprovechando que hablo de Sevilla, me da un poco vergüenza reconocer que 2021 ha sido un año espectacular en el ámbito profesional. Metricson y Metacorp han seguido creciendo de forma consistente en volumen de negocio, equipo y presencia en los mercados en los que operamos desde hace ya 12 años.

De hecho, hace apenas un mes y medio abrimos nuestra nueva oficina en Sevilla (la cuarta en España), donde ya contábamos con equipo y clientes que no pueden molar más. Tener una oficina en Andalucía siempre ha sido uno de mis sueños húmedos y la acogida de la ciudad fue infinitamente mejor de lo que podíamos esperar, así que mil gracias a todos los que lo habéis hecho posible. Aquí tenéis una foto de equipo el día de la inauguración.

2021 ha sido también el año de ATH21, la nueva firma que he creado junto con Cristina Carrascosa, una de las abogadas con más talento que he conocido y de las que más he aprendido. ¿Qué hacemos en ATH21? Asesoramos legalmente a todo tipo de empresas -creedme, TODO tipo- que tienen intereses en el ámbito de blockchain y los criptoactivos, desde la fiscalidad de las operaciones con criptomonedas hasta la emisión y regulación de NFTs, STOs, ICOs y un montón más de cositas que, si os contase en detalle, tendría que mataros. Va a haber mucho movimiento y muchísimas sorpresas en 2022, así que me las guardo para el post de final del próximo año. Gracias, Cris, Marina y Javi por hacer esto realidad.

(iv) K

Tras mi separación en 2020, me encontré con la inesperadísima sorpresa de que mi socia, Emma, conocida en los bajos fondos como K, también podía ser una buena compañera fuera del trabajo. Después de batirnos el cobre y de discutir a muerte durante 8 años, 6 de ellos como socios en Metacorp-, extender nuestra relación al ámbito personal fue -supongo- como tocarle el culo a tu hermanastra: raro, pero legal y más divertido de lo esperado.

Durante 2021 hemos hecho millones de cosas juntas, nos hemos aguantado con bastante dignidad e, incluso, hemos hecho planes loquísimos para 2021 que no incluyen hijos, ni bodas ni historias similares -somos muy mayores para estas movidas-, pero sí disfrutar de esta vida tan complicada que nos hemos buscado, con hijos, casas, gatos y familias repartidas por tres ciudades.

K fue la mejor sorpresa que me trajo 2020, la base de todos mis planes en 2021 y una compañera fantástica en momentos buenos y malos. Gracias por seguirme algunas veces y guiarme otras tantas. Vamos a pasarlo pirata en 2022.

(v) Cosas negras (sic)

Por supuesto, 2021 ha tenido sombras, algunas de ellas terribles.

Este año he perdido a dos personas que han sido muy importantes en mi vida, ninguna de ellas a causa del virus: mi tío Javier, al que le dediqué esta canción del domingo, y mi tío Fernando, que me ofreció la oportunidad de entrar en EY poco después de acabar la carrera y cambió mi vida para siempre, en este caso, para bien. Gracias por haberme dado la oportunidad de aprender de vosotros y de enseñarme tantas cosas. Siempre os llevaré conmigo.

TOMO III: planes para 2022

Veamos.

A nivel personal, quiero seguir pasándomelo bien. Y ya está. Emocionarme al ver cómo Lola aprende poco a poco a leer y a escribir, cómo descubre el mundo y cómo se convierte en una persona normal, en un mundo enloquecido; vaya mérito tiene esto, amigos, tres hurras por todos los niños que están teniendo que vivir este momento, sin referencias previas ni certezas sobre el futuro. No nos olvidemos jamás de ellos, como hicimos al inicio del confinamiento.

También quiero encender muchas chimeneas en Puigcerdà, comer muchos martes con Iván y con Jordi en sitios clandestinos, visitar a mis amigos por todo el mundo, ir a muchos conciertos, volver a sentir el atronador rugido de mi arcabuz sobre los adoquines del centro de Alcoy, pasear con K por ciudades que hoy no conozco y crear nuevos recuerdos que me saquen una sonrisa cuando sólo me quede eso, un puñado de buenos recuerdos y nada más.

A nivel profesional, quiero que 2022 sea el año del foco. Foco en Metricson y Metacorp para consolidar el crecimiento y superar los 104 millones de euros en operaciones que hemos asesorado este año, foco en ATH21 para seguir liderando un campo que va a explotar durante los próximos 5 años y foco en el resto de mis empresas para ayudarlas a seguir creciendo en un contexto incierto, pero que se plantea, al menos, divertido.

También hay retos divertidos como Descorchify, un nuevo proyecto en el que llevo trabajando un par de meses con mis grandes y muy queridos amigos María y Pascual, que saldrá a la luz en febrero de 2022 y que os va a hacer casi tan felices como a mí.

Hace poco, mi amiga Teresa me hizo esta entrevista para el CEEI Valencia, en la que explicaba que no es posible conciliar, porque al separar tu vida personal y profesional acabas por no disfrutar ninguna de las dos. Quizá por eso se me acaban mezclando los amigos y los negocios y habito en un mundo en el que se habla de ventas durante los postres y de vinos durante los consejos de administración, pero es aquí donde he encontrado mi equilibrio y donde pienso pasar los próximos años. Te animo a que lo pruebes, es mejor de lo que parece 🙂

Sin más, me voy a preparar la cena porque si no acabaré viendo a Ramonchu y a Ibai en la cocina. Si has llegado hasta aquí, supongo que algo te interesa mi vida, así que gracias por formar parte y por ayudarme a sobrevivir en este puto mundo de locos.

Te espero en 2022, vamos a hacer que valga la pena.

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