Mis 13 años con Metricson

Hoy, 12 de enero de 2023, Metricson cumple 13 años y no se me ocurría una forma mejor de celebrarlo que escribiendo este post, que es un híbrido entre una carta de amor y una elegía atormentada.

Metricson by El Marqués (c)

Si estás leyendo esto, es muy probable que ya sepas que Metricson es el despacho de abogados especializado en tecnología e innovación pionero en nuestro bonito país, pero este post no va sobre por qué y en qué somos buenos o malos, por qué miles de emprendedores han confiado en nosotros durante estos años o cómo lo hemos hecho para conseguir unir un equipo tan increíble. Y no va sobre esto porque, honestamente, no tengo ni la más remota idea de cómo lo hemos conseguido.

Durante los últimos 20 años, he creado siete empresas desde cero, algunas con socios, la mayoría con inversores, otras bootstrapeando a conciencia, y sigo sin ser capaz de establecer un patrón que me permita anticipar cuáles van a tener éxito y cuáles van a morir desangrándose en el barro.

Metricson es fruto del azar.

En julio de 2009 tenía 32 años, había trabajado como abogado en EY, fundado e-contratos y dirigido durante unos meses Tractes, una factoría de webs para pymes. Sabía algo de derecho y sólo un poco más sobre lo que entonces llamábamos negocios digitales, pero era incapaz de decidir qué quería hacer con mi vida. Aquellas fueron las últimas vacaciones tranquilas que he tenido.

Ante este cúmulo de dudas y estímulos entrecruzados, opté por la opción menos razonable: me escapé durante unas semanas a San Francisco para contactar con las grandes empresas de Silicon Valley y buscar un encaje allí, que no encontraba aquí.

Fue una experiencia bestial para un pardillo como yo: conocí a unos cuantos inversores, a directivos de Microsoft, Google, Amazon, eBay y Paypal, a un puñado de profesores de la Universidad de Stanford y a los fundadores de un montón de empresas que ya no existen; con el tiempo, algunos de estos contactos se han convertido en amigos o inversores de otras de mis empresas. Acabada mi particular Hégira, volví a Valencia con muchas más dudas y el germen de una idea: en España había que expandir y profesionalizar el capital riesgo especializado en startups. De ahí acabó surgiendo el nombre de Metricson, pero no nos adelantemos.

Pasaron las semanas y, poco a poco, algunos de mis amigos empezaron a pedirme que les ayudase con los temas legales de sus startups: pactos de socios, contratos, marcas, protección de datos, esas cosas. Empecé a hacerlo durante mis horas muertas y dedicaba las tardes y las noches a mantener vivos los procesos abiertos con las empresas que había conocido en EEUU.

Y, así, sin planteármelo, en el mes de noviembre me di cuenta de que llevaba varias semanas dedicando más de 15 horas diarias a esos temas legales y, lo más importante, que me estaba volviendo a divertir. No era lo que estaba buscando, pero tampoco se me daba del todo mal, así que recuperé un nombre de dominio que había registrado para otro proyecto, pedí a Amadeo y Juanma que me ayudaran a crear una web, registré la marca y en diciembre de 2009 puse en marcha el que, hasta ahora, ha sido el proyecto empresarial más importante de mi vida.

En enero de 2010 pedí un préstamo personal de 4.000 euros, que utilicé para constituir la sociedad y comprar un ordenador nuevo, me hice asiduo del Starbucks de la calle San Vicente de Valencia y acabé alquilando un pequeño despacho de 45 metros cuadrados en la Plaza de España de Valencia, que no es una plaza ni es nada. No podía creerme la suerte que tenía, ni estar más orgulloso de esas cuatro paredes, por las que pasaron buenos amigos como Pep Gómez (con 17 años), Javier Megias, David Zaragoza o Juan Martínez.

Poco después del verano de 2010, decidí trasladarme a Barcelona y alquilar una sala en el despacho que acababa de abrir mi amigo Kiko Guirao en la calle Balmes; tuve la suerte de poder incorporar a Ángeles Martínez para que se encargase de los temas de protección de datos, de engañar a Emma (aka K) para que pusiera en marcha y tomase los mandos de nuestra gestoría (antaño Metagest; hoy, Metacorp), dimos el salto a nuestro primer despacho propio en Barcelona, en la Rambla de Catalunya y el resto ya os lo sabéis.

Quizá, el único motivo por el que Metricson ha funcionado tan bien desde el primer día, es porque no me lo tomé demasiado en serio. Era un negocio tan lógico, tan natural, con tanto potencial y tan poca competencia -entonces- que no requería de estrategia, capital o planificación, se trataba de prestar servicios y de trabajar como un poseso, hacerlo bien y explicar lo que hacía a todo el mundo. Lo demás llegó solo. Hoy en día, hubiese sido todo mucho más difícil.

Desde entonces, mido cada nueva oportunidad de negocio con el mismo rasero. Metacorp es un pequeño faro en medio de la oscuridad más absoluta. ATH21 era una oportunidad obvia, en el momento adecuado. Descorchify es un negocio tan complicado -y tan fácil de arrancar gracias a María y a Pascual- que sólo podía funcionar tan bien como lo está haciendo.

Suele decirse que las empresas son como los hijos, porque cuestan mucho de criar y dan muchos disgustos, pero al final el esfuerzo merece la pena; ahora que tengo una hija maravillosa, puedo decir que no es así. Metricson no es mi hijo, es uno de los amores de mi vida. Me ha dado mucho más de lo que yo le he dado, porque lo único que hecho es trabajar como un loco y, a cambio, Metricson me ha dado de comer, me ha vestido, me ha enseñado casi todo lo que sé como profesional y me ha permitido conocer a las personas más interesantes, inspiradoras y talentosas con las que me he encontrado.

Felicidades, Metricson, por estos trece años de aventuras. Ahora, cierra los ojos, sopla las velas y pide un deseo. ¿Lo tienes? Ahora sólo falta cumplirlo 😉

Gracias, de corazón. Y a ti, si has llegado hasta aquí, sólo te deseo que también tengas la suerte de encontrar tu propio Metricson.

PD: la imagen es un póster que diseñó el año pasado Adrià Marqués (https://www.adriamarques.com/), uno de mis ilustradores favoritos, para las nuevas oficinas de Metricson en Valencia y no me puede gustar más 🙂

2 comentarios sobre “Mis 13 años con Metricson

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  1. Madre mía, como pasa el tiempo! Enhorabuena Luis y Metricson. He tenido que hacer memoria para recordar que en ese despachito de la plaza de España estuve yo cuando tambien iniciamos nuestra querida DNB. Desde luego que el adjetivo emprendedor en serie si hay alguien que lo merece eres tú, amigo. Siempre hago el mismo chiste con el tema de las startup cuando pasa un año exitoso, digo con sorna… sabes que el 90% de las empresas cierra en los primeros 13 años… el 14 es el complicado 😉 A por el 14! Un abrazo

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