Rodeados, como estamos, por el dospuntocerismo imperante, resulta cada vez más difícil abstraerse de la conversación y, lo que es peor, de los discursos presuntamente bidireccionales, que no son más que chorradas expelidas en momentos de mayor o menor inspiración.
Hoy todo el mundo opina, y siempre hay alguien escuchando. Los futbolistas opinan sobre política; los políticos opinan sobre fútbol; los “artistas” (sí, muchos de ellos entre comillas) opinan sobre economía y solidaridad y luego se oponen a que se comparta la cultura; las putas opinan sobre internet y los medios digitales se forran gracias a la publicidad y los artículos sobre el fenómeno de las putas opinantes. Y por fin los bloggers hablamos de todo esto y de muchas otras cosas sobre las que sabemos y sobre las que no tenemos ni la más remota idea.
Con el desarrollo de internet, los periodistas han perdido el monopolio de la divulgación y el tratamiento de la información. Esto es bueno porque se ha democratizado el discurso y menos bueno porque cada vez cuesta más separar el trigo de la paja, la opinión de la información, la basura de la comida. No todos los periodistas saben escribir o tienen cosas interesantes que contar pero al menos, en principio, saben qué se debe hacer y qué no se debe hacer con esa información. Estamos de acuerdo en que nadie cuenta sólo cosas interesantes, eso es algo que los que me seguís de forma habitual sabéis bien 🙂
Lo verdaderamente importante no es escuchar de forma indiscriminada y otorgar crédito a todo el que lo pide. Esto último los bancos lo han aprendido bastante bien a base de collejas. A mí me gusta leer blogs de economía pero estoy seguro de que si, por ejemplo, siguiese a diario a Marc Vidal, cuyo blog os aconsejo vivamente, acabaría haciendo acopio de latas de berberechos y metiéndome en un agujero a esperar a que escampe. 🙂
No todo es bueno o malo. Todo el mundo se equivoca alguna vez, sobre todos los que hablamos mucho, o, simplemente confunde opinión con información y utiliza demasiado a menudo axiomas y verdades que no lo son. No todo lo que aparece en la wikipedia es cierto. Ni siquiera todo lo que aparece en una enciclopedia o en las noticias es absolutamente cierto. Una de las primeras cosas que aprendemos los abogados -y los gallegos– es que no existe una sola verdad, ni una sola certeza, ni una sola interpretación de la realidad; de lo contrario, los abogados no existiríamos, y eso sería algo que alegraría a demasiada gente como para ser cierto 🙂
Simplemente tres consejos que te recomiendo tener en cuenta siempre que recibas una información:
– La objetividad no existe: Cualquier narración está tamizada por una pátina de opinión, no siempre por voluntad sino por simple naturaleza humana. Incluso tu propio cerebro hará que interpretes esa información de una forma distinta al resto de personas. No puedes ser objetivo, no lo intentes y vivirás más tranquilo.
– Sé crítico: No aceptes los mensajes como vienen, porque el transmitente ha intentado que veas la información como él la ve. Todo es discutible, en especial las opiniones. El argumento de autoridad, por suerte, pasó a la historia hace muchos años.
– No desconectes el cerebro: Algunas mentiras o incorrecciones son extremadamente obvias, pero si no estás atento no llegarás a detectarlas y acabarás interiorizando el mensaje sin darte cuenta.
Todos tenemos herramientas para comunicar nuestros mensajes pero, por suerte, tú puedes elegir a quién escuchas.
Vaya, vuelves a mostrarme más puntos en común entre abogados y periodistas ¿Será por eso por lo que caemos mal a tanta gente? 😉
Si los periodistas hubiésemos tenido tan claros esos tres puntos, es posible que la prensa no andase tan de cabeza como anda. Pero es lo que tienen los monopolios; uno se olvida de la calidad y, en cuanto caen las barreras de entrada, o te pones las pilas o pasas a la historia. Eso me lo habéis enseñado los que lleváis años batiéndoos el cobre con un mercado escaso y competitivo.
Yo no creo que los periodistas le caigais mal a la gente, al menos no tan mal como le caemos los abogados. Pero es cierto que es un momento en que se están decidiendo aspectos muy importantes para el futuro de vuestra profesión. Vale la pena encararlo como tú dices: de frente y de forma positiva.