Cuarto domingo del décimo mes del vigésimo tercer año del siglo XXI. 23 de octubre de 2022 y seguimos cerca de los 30 grados. Si esto es una broma, ya está durando demasiado.
En un momento en el que todos los indicadores nos hacen pensar que el mundo se va a acabar por enésima vez, celebrar algo supone un acto de rebeldía con el que siempre estoy de acuerdo. Por eso, ayer disfruté la celebración del Mig Any alcoyano, rodeado de gente a la que quiero mucho y desde hace mucho tiempo. Espero que, una vez más, los agoreros se vuelvan a equivocar y las siete plagas pasen rápido, porque tenemos mucho que festejar todavía.
Una celebración -cualquiera de ellas- es, ante todo, una partida de ajedrez con nuestra propia fragilidad y finitud. Yo no tengo ninguna intención de morirme pronto, pero desde hace unos meses ando obsesionado con mi temporalidad. Memento mori, ya sabes de lo que hablo.
Hace unos años, a mi madre le dio por decir que no tenía miedo a la muerte y por aquel entonces, todavía no entendíamos que la muerte no es algo que se pueda temer, porque cuando llega, da igual cuáles fueran tus planes o tus expectativas. Se acabó. Kaputt. RIP. Next.
La muerte no debería asustarnos; lo que da miedo de verdad es el sufrimiento, la enfermedad, la soledad, enfrentarnos solos a algo que es mucho mayor que nosotros e igual de inexorable. Orson Wells nos recordó que nacemos solos, vivimos solos y morimos solos, un axioma que cuesta entender y que alguien debería tatuarnos en algún sitio muy visible nada más nacer.
La resistencia frente a la muerte no es un tema nuevo. En el tramo final del Quijote, cuando Alonso Quijano ya está postrado en su cama, encontramos esta conversación con Sancho:
“¡Ay! -respondió Sancho, llorando-: no se muera vuestra merced, señor mío, sino tome mi consejo y viva muchos años, porque la mayor locura que puede hacer un hombre en esta vida es dejarse morir, sin más ni más, sin que nadie le mate, ni otras manos le acaben que las de la melancolía.”
A lo que el propio Alonso responde:
“-Señores -dijo don Quijote-, vámonos poco a poco, pues ya en los nidos de antaño no hay pájaros hogaño: yo fui loco, y ya soy cuerdo; fui don Quijote de la Mancha, y soy agora, como he dicho, Alonso Quijano el Bueno.”
Dylan Thomas lo reflejó así de bien en el que, probablemente, sea su poema más conocido:
Do not go gentle into that good night,
Old age should burn and rave at close of day;
Rage, rage against the dying of the light.
Con una concepción un poco más vitalista, si sigues este blog desde hace un tiempo, ya sabrás que cito con frecuencia a Hunter S. Thompson:
“Life should not be a journey to the grave with the intention of arriving safely in a pretty and well preserved body, but rather to skid in broadside in a cloud of smoke, thoroughly used up, totally worn out, and loudly proclaiming “Wow! What a Ride!”
Por último, Naval Ravikant -uno de los fundadores de Angel List- citaba hace poco a Confucio en el podcast de Joe Rogan:
“We have two lives, and the second begins when we realize we only have one.”
BOOM.
Os preguntaréis ¿a qué viene todo esto? ¿Es por Halloween? ¿Tienes una resaca monstruosa y lo estás pagando con tus escasos y amados lectores? Nada de eso, lo único que pasa es que lo último de Sabina (y de Leiva) está resonando muy fuerte en mi cabeza y quería compartirlo con vosotros.
No tengo nada que olvidar de mi pasado,
por eso espero que el olvido no se olvide de quien fui.
He dado más de lo que algunos me han robado
sin olvidar a la que se olvidó de mí.
Siempre he querido envejecer sin dignidad
aunque al fusil ya no le quede ni un cartucho
Si el corazón no rima con la realidad,
cambio de rumbo, sintiéndolo mucho.
Sintiéndolo mucho es una canción perfecta para este domingo, porque trata varios de los temas que mencionaba antes: la vejez, la soledad, los amigos, los menos amigos, la enfermedad, estar satisfecho con lo que uno ha hecho y afrontar los años que quedan, los que nos toquen, de la mejor forma posible. Vivir con intensidad, disfrutar las oportunidades y no arrepentirse de nada. Si ésta es la hoja de ruta, me apunto al viaje.
No nos engañemos, Sintiéndolo mucho no es la mejor canción de Sabina, uno de los autores a los que más admiro y que inexplicablemente sólo había aterrizado antes por aquí a través de Ana Belén (Peces de Ciudad), en 2010. Como el propio Leiva dice en el vídeo, tiene algunas rimas feas y, en general, parece que todo suena un poco forzado, pero esto podría deberse a que la han compuesto para el documental homónimo que acaba de presentar Fernando León de Aranoa y por eso había que meter frases que, sin contexto, parecen metidas con calzador. Ojalá hubiesen conseguido mantener ese “como la trucha al trucho” para rimar con mucho en la versión final.
Qué le vamos a hacer, este blog es sabinero, así que se le perdona casi todo.
Sin más, te deseo que acabéis de pasar un fantástico domingo y que disfrutes el tiempo que te queda, todo lo demás son abalorios 🙂
PD: como siempre, aquí tienes mi lista con todas las canciones del domingo en orden cronológicamente inverso.
PD II: si te ha gustado este post., puedes apuntarte a mi lista y te avisaré cuando publique el próximo http://eepurl.com/h-O2lf. 100% spam-free garantizado 🙂
Deja un comentario