Bye bye 2016!

Mi post de despedida de 2015 (Bye bye 2015) empezaba con una cita clásica de Hunter S. Thompson:

“Life should not be a journey to the grave with the intention of arriving safely in a pretty and well preserved body, but rather to skid in broadside in a cloud of smoke, thoroughly used up, totally worn out, and loudly proclaiming “Wow! What a Ride!”

2016 ha sido un año inolvidable en casi todos los aspectos que soy capaz de recordar: he viajado a lugares increíbles, he conocido a personas que me han inspirado, he visto crecer mis empresas, he dado y recibido muchísimo amor y he hecho en cada momento lo que quería. Todos los días.

Sin embargo, no me siento como me sentía hace un año. Creo -sé- que podría haber aprovechado mejor estos 366 días, no he conseguido cumplir algunos de mis objetivos y eso es, precisamente, lo único que espero de 2017: que cuando llegue el 31 de diciembre vuelva a sentir que lo he dado T-O-D-O y, si es posible, que mi vida siga dependiendo -razonablemente- de mí.

Sin más, ahí un resumen rápido e ilustrado de mi año:

  • Viajes

En 2016 he pasado el doble de días en Madrid que en Barcelona y apenas he pisado 4 veces Alcoy en los últimos 12 meses. Lejos de ser una singularidad, esto tiene pinta de tendencia y creo que 2017 van a pasar cosas muy divertidas, que ya os iré contando.

Tegenungan waterfall (Bali, Indonesia)

En 2016 he conocido dos países nuevos: Malasia e Indonesia. Por no enrollarme, aquí tenéis mis post sobre Kuala Lumpur y sobre Yogyakarta. No conseguí escribir sobre Ubud y las islas Gili porque me resultaba complicado describir todo lo que sentí allí; son dos lugares que me han cambiado la vida y a los que estoy deseando volver. Javi, Jorge, Pedro, gracias por los consejos.

La foto de arriba me la tomó Gemma, la mujer con más paciencia del planeta, por suerte para mí, en las cataratas de Tegenungan, en Bali y me recuerda a cómo me he sentido la mayor parte del año: prácticamente desnudo ante fuerzas incontrolables y, aún así, teniendo que tomar decisiones y gestionar la incertidumbre. Perdonad que me ponga moñas, estos posts son PARA ESO.

También he cumplido -hace apenas 10 días- mi objetivo de pasear por Londres en Navidad sin tener que ir corriendo de un lado para otro y, hoygan, ha valido la pena, aunque 80 km a pie  son casi dos maratones en menos de 72 horas 🙂

  • Curro

Mucho curro, muchísimo. Este año ha vuelto a ser una montaña rusa, emocionante y jodidamente difícil de atravesar sin cerrar de vez en cuando los ojos. Cuesta creer cómo han evolucionado Metricson, Metagest y Terminis, y no gracias a mí, sino al equipo de gente increíble que se deja los cuernos todos los días para que todo esto sea posible. Ahí les tenéis en nuestra comida de Navidad. Gracias chicos. Moláis todo.

Como equipo, este año nos hemos enfrentado a algunos de los retos profesionales más complicados que he vivido en mis -maldición- casi cuarenta años y hemos conseguido superarlos sin tocar el listón. Olé. Vamos a subirlo un poco más. Qué coño, compremos una grúa. Los límites son para los cobardes 🙂

  • Canapismo:

Aunque forme parte de mi trabajo, esto de los eventos cada vez me da más pereza, así que sólo he acudido a los que me apetecía de verdad, bien porque había buenos amigos a los que saludar o porque me tocaba soltar mis rollos habituales. Gracias a todos por invitarme, nos volveremos a ver en la carretera en 2017.

En mayo aproveché el décimo aniversario de este blog -que es el suyo, joven- para organizar dos eventos, uno en Valencia y otro en Barcelona, a los que asistieron casi 80 personas para celebrar, qué cojones, que 10 años después de mi primer post seguimos vivos y no os habéis cansado -no todos, al menos- de mis opiniones discutibles y mis canciones del domingo.

  • Amigos

Este año he echado de menos a muchos de mis amigos.

Con tanto viaje y tanta mandanga -ojo, no confundir con LA mandanga– les he visto menos de lo que me gustaría y, para qué engañarnos, el hecho de que haga ya 17 meses que no uso whatsapp no ayuda nada a mi vida social, aunque coadyuva a tomar cañas con buenos amigos con quienes, en otras circunstancias, apenas intercambiaría un par de mensajes para saber cómo les va la vida.

Vamos a cambiar esto en 2017.

  • Música

He vuelto a escuchar toneladas de música en directo, desde Paul McCartney hasta Luis Prado, MClan, los Zigarros y un montón de conciertos más que atesoro como algunos de los mejores momentos del año. Incluso llegué a tener entradas para ver a Sidecar en el Price de Madrid y me quedé con las ganas. Shit happens.

Las canciones publicadas en 2016 que más he machacado han sido:

Por supuesto, he escuchado un montón de música de otros años y de casi cualquier tipo de estilo, de los Creedence a James Bay, Bebel Gilberto, los Eels o Sidney Bechet, y cada puñetera canción que me ha obsesionado durante semanas o meses ha quedado vinculada a personas, momentos o situaciones que se quedarán allí, inextricablemente unidas en mis sinapsis, para bien o para mal.

Ah, también he publicado 10 canciones del domingo, dos de ellas desde aviones. Uno nunca sabe cuándo o de dónde o de quién le va a llegar la inspiración 🙂

Por si tenéis curiosidad, ésta es la lista de la música que me recuerda a este año y que me ayudará a evocarlo xρόνια και χρόνια:

Sí, hay una canción de Justin Bieber (WTF?). Reclamaciones al maestro armero, que en este caso es mi hermano Jorge, el barbudo de la foto que ilustra este apartado y no soy yo.

  • Cocina

Como no sé estarme quieto, he dedicado los fines de semana que he podido estar en casa a cocinar como si no hubiese mañana. Los que me seguís en facebook o en instagram habéis sufrido las fotos de mis experimentos y crímenes culinarios con estoicismo. Por suerte, tengo en casa a tres conejillos de indias que me ayudan a mejorar, con más o menos objetividad, mis nulas dotes culinarias.

El menos exigente de todos es Seis, que se lo come todo y encima se relame. Le quiero, por si no se nota.

A modo de resumen, 2016 ha sido un buen año, apasionante y apasionado, lleno de grandes momentos, de personas inolvidables, de ira y fuego, de decepciones y de mucha, mucha esperanza. Podía haber sido mejor. Podía haber sido mucho peor. Qué coño, ha sido un año único, irrepetible, he podido tomar decisiones en casi todo lo que me ha pasado y eso es lo importante.

Había pensado concluir este post con una frase moñas que hablara sobre grandes retos y lo que espero del próximo año, pero acabo de leer este twit de mi amigo Txarly y ya tal.

Como no se me ocurre una forma mejor de explicar cómo me siento con respecto a los deseos de fin de año, voy a seguir preparando la cena, recordando los momentos que hemos pasado juntos este año y esperando que nos veamos muy pronto.

Feliz 2017. Y, si es posible, que todo dependa de vosotros.

Deja un comentario

Up ↑

A %d blogueros les gusta esto: